sábado, 9 de febrero de 2013

Sigo en la misma habitación.

No sé cómo empezar. El inicio de los textos es el que me cuesta más trabajo siempre.

Tal vez sí, tal vez si viva como una ermitaña en mi propia cabeza.
Tal vez soy egoista.
Tal vez me siento así por que te extraño, por que en estos meses me he acostumbrado tanto a ti  Me has brindado más que tus brazos y tus labios, me has brindado una relativa seguridad en algo. Relativa, recalco.
Porque no sé que voy a querer mañana ni sé que vayas a querer tú. Oye, que yo soy demasiado joven y tú estás desenterrando muchos viejos planes.

No has llamado y me siento ansiosa.
Tengo miedo de perderte, pero al mismo tiempo no quiero engancharme. Por que algo me dice que esto no va a salir bien. Que no puede salir bien, para ser más precisos.

Precisión y exactitud.
Para que algo se tome en cuenta, no es tan importante que sea exacto. Vale más que sea preciso, que dé el mismo número con más frecuencia. El error, la incertidumbre, el alejamiento con la realidad al parecer no lo toman mucho en consideración en analítica.

¿Y la realidad?
¿La mía, la tuya?

¿Hay incertidumbre entre nosotros? Yo pienso que sí.
Y el reloj sigue corriendo, y los fantasmas aún no se alejan. Ni los míos ni los tuyos, los seguimos jalando.

Y ambos sabemos que en algún momento, no sé cuándo ni cómo, nos van a encarar. Y ahí sí, mi amor, no podremos huir.

2 comentarios:

  1. Sí, la incertidumbre puede ser una tortura, es como estar en la cuerda floja...
    Lindo blog! saludos desde el mío: http://doceheretoday.blogspot.mx/

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Pienso, luego escribo.